La celebración de la fiesta del carnaval es de origen simbólico y ritual, es una de las festividades más representativas de las comunidades indígenas, durante la cual, los habitantes oran por las cosechas, la salud y el bienestar de su gente.
En Santa Ana Hueytlalpan, localidad indígena de Tulancingo, esta celebración se desarrolla en los diferentes barrios con un toque muy peculiar, ya que colocan un mástil para dividir a los barrios.
Sin embargo, la colocación de este, tiene que ver con algunos rituales, que incluyen danzas cuyas guías son un flautín y un tambor.
Para el domingo, desde temprana hora, salen los enmascarados en medio de un gran júbilo, disfrazados de gorilas y diablos, bailando al compás de las música de viento.
Así también hombres y mujeres lucen vistosos atuendos con trajes elaborados con lentejuelas, plumas, cascabeles y penachos.
Tres días después, llegará el Miércoles de Ceniza, que también significa la finalización del carnaval, que desde el sentido pagano, se relaciona con la inclinación del ser humano hacia lo carnal y el pecado.
En este mismo sentido, las máscaras por lo general representan deidades, seres mitológicos, espíritus benignos y malignos de antepasados, muertos, animales y otros seres que se cree que poseen poder sobre el género humano.
De acuerdo con las tradiciones, uno de los conocedores en esta materia, Palemón Flores, afirma que quien porta una máscara en una ceremonia, se transforma o es poseído por el espíritu que habita o que representa.
Sin duda, esta celebración en Hueytlalpan, es de las más grandes de la región, ya que los migrantes destinan parte de las remesas para que las fiestas de sus barrios, sean las mejores.
