Aunque Tulancingo, ha sido un referente en la Charrería, el también llamado, Deporte Nacional por Excelencia, se encuentra en crisis.
Constantino Briones Rodríguez, es uno de los pocos charros en activo en esta región y es que, refiere que ya no han quienes practiquen esta disciplina.
“Muchos ya murieron, otros se desligaron de la charrería y los jóvenes, hacen una que otra competencia, pero al ver que es complicada la organización ya no continúan”.
El entrevistado agregó que, literalmente ya no hay afición. “La gente no va a las charreadas como antes, ha perdido el interés.”
Por otra parte, los lienzos, como el Luna Morales y el Guillermo Ortiz Silva, se encuentran muy deteriorados.
Briones Rodríguez se refirió también los costos que implican una charrada, ya sea de carácter amistoso y de competencia.
“Son más de 20 mil pesos los que tenemos que invertir, pues hay que pagar la renta de los caballos, yeguas y toros para las montas y otros gastos”.
Dijo también que indumentaria charra, también es cara, pues un pantalón cuesta alrededor de tres mil pesos; una camisola, más de mil; un moño alrededor de los 300; así como el sombrero, las espuelas y las botas; por todo se tienen que invertir alrededor de 10 mil pesos.
Cabe señalar que, al Estado de Hidalgo, se le considera como, “Cuna de la Charrería”, ya que las actividades del campo se centraron en las haciendas y fue en la de Atenco, donde se estableció la primera ganadería de América y fue en 1880 cuando la charrería profesional tuvo su origen.
De igual manera, Constantino Briones hizo mención que, en Tulancingo, hubo familias que se dedicaron a la charrería, como los Tello, Reséndiz, Campillo, Briones, Lira, Marroquín y Olvera, entre otras, pero insistió en que este deporte, está en decadencia.
