La presa La Esperanza, que abarca una superficie de 52 hectáreas, es objeto de un proyecto sustentable para el aprovechamiento de las aguas, mediante plantas tratadoras y del lirio acuático, principalmente como compostas para terrenos agrícolas o jardines de casas.
Patricia Gómez Vargas, inició un proyecto de estrategia sostenible, con un enlace directo con la UNAM, a través del biólogo Pedro Eloy Mendoza Hernández, especialista en ciencias ambientales. Crearon una asociación civil, para la integración de un expediente técnico y presentar propuestas ante las autoridades en busca de obtener una respuesta favorable.
Explicó que entre las primeras acciones está la limpieza del lirio acuático, ya que existe una sobrepoblación de esta especie; la eliminación de aguas residuales de zonas aledañas; el desazolve de este espacio; la habilitación de maquinaria especial, así como la educación ambiental y la gestión y obtención de recursos, ante las autoridades y también de la iniciativa privada.
Agregó que cumpliendo con todas las normas de saneamiento, con el lirio acuático se pueden elaborar cosméticos, empaques y compostas que cumple con el papel de bio-filtro, que se considera como un elemento de bio-purificación de metales en sus tejidos.
Cabe señalar que esta presa tiene una profundidad máxima de 80 metros y una mínima de 15. Este vaso de agua artificial fue construido en el periodo que comprende los años de 1939 a 1943, con el objetivo de almacenar agua destinada al riego de predios agrícolas del Valle de Tulancingo.
Actualmente, la entrevistada informó que la asociación que preside, ha convocado a vecinos que habitan las zonas aledañas a la presa, para trabajar en forma coordinada con las autoridades municipales de Cuautepec, ya que en Tulancingo, no encontraron eco para desarrollar sus proyectos.
Dijo también que recientemente se han desarrollado talleres del cuidado del agua, conservación del suelo, jardines polinizadores y reciclaje de basura, con el enfoque de una educación ambiental, para que la comunidad, esté capacitada y tenga la certeza de las acciones que se están llevando a cabo, pero que también se involucren.
También dijo que la presa representa un papel muy importante en el ecosistema de la zona. “Con el tema de la recuperación de las aguas residuales, tenemos que trabajar no solo en la presa la Esperanza, sino en cualquier cuenca de la región, porque nuestras aguas se están acabando y si nosotros no tomamos acciones de manera sostenible y efectiva, no esteremos dejando un futuro sano a nuestros hijos”, concluyó.
