El activista Rafael Castelán advirtió que Hidalgo registra una grave crisis de derechos humanos, marcada por desapariciones, reclutamiento de menores por parte de grupos delictivos, violencia de género y desplazamiento interno forzado, problemáticas que aseguró, han sido minimizadas por las autoridades estatales.
En el marco del Día Internacional de los Derechos Humanos, Rafael Castelán señaló su preocupación por el reclutamiento de niñas, niños y adolescentes, al considerar que se trata de una amenaza seria en municipios del Valle del Mezquital y la región de Cuautepec, zonas donde también se registra una alta incidencia de robo de combustible.
De acuerdo con testimonios de pobladores, son organizaciones criminales las que han reclutado a jóvenes para actividades ilícitas, como la venta y distribución de droga y el huachicoleo. Esta problemática avanza sin que exista una estrategia de prevención ni una documentación oficial clara.
Castelán indicó que, además, en Pachuca las desapariciones continúan en aumento. Hasta mayo de 2025, se tenían registradas 210 personas desaparecidas, de las cuales casi una cuarta parte corresponde a menores de edad, lo que refleja la ausencia de acciones efectivas para contener esta crisis y la normalización de la violencia.
Otro de los fenómenos que enfrenta Hidalgo es la violencia de género. De acuerdo con cifras oficiales, el 70.6 por ciento de las mujeres en el estado, ha experimentado algún tipo de violencia, mientras que los feminicidios también van en aumento y se cometen con niveles de agresión cada vez más altos.
El activista señaló que la presencia del crimen organizado ha deteriorado el tejido social, lo que ha generado desplazamiento forzado de familias sin que exista un registro claro ni una atención adecuada por parte de las autoridades, y sin que esta problemática sea plenamente reconocida.
La preocupación también se extiende al fenómeno migratorio, ya que Hidalgo se ha convertido en un punto crítico para personas en tránsito que enfrentan violaciones a sus derechos humanos, así como actos de xenofobia y racismo, sin una respuesta institucional ni humanitaria suficiente.
Ante este panorama, Rafael Castelán hizo un llamado a no limitar la labor de las organizaciones defensoras de derechos humanos y a respetar su autonomía.

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