De acuerdo con los Censos Económicos 2024 realizados por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en el 2023, el 64.3% de las unidades económicas eran informales, mientras que en el 2018 este porcentaje fue de 62.6%.
Dato que significa que solo el 35.7% de los negocios en nuestro país, están dados de alta ante el SAT y algún sistema de seguridad social. Es decir, de 5 millones 468,180 unidades económicas, poco más de 3.5 millones se manejan en la informalidad.
Pero este dato va más allá, porque conlleva que el empleo informal también incrementa y justo así lo revelan los datos al pasar de 18.9% en 2018 a 21.4% en 2023. Por ende, el personal ocupado en unidades formales y con prestaciones, se redujo en 2.5 puntos porcentuales, de 81.1% a 78.6%, respectivamente.
Datos que en otras palabras significan que un negocio informal en promedio, ocupa al menos cinco personas, pero no reciben contribuciones a la seguridad social ni otras prestaciones y los negocios, no pagan impuestos y tampoco llevan una contabilidad formal.
¿Cuáles son las causas? La informalidad en México es un problema complejo con profundas raíces económicas, sociales e institucionales, pero que sin duda reflejan que el gobierno actual, no ha sido capaz de generar las condiciones ideales para la creación de empleos formales, con prestaciones de calidad y bien remunerados.
Y aunque usted no lo crea, estos datos también son producto de la apuesta a programas sociales asistencialistas, que lejos están de reducir las brechas de desigualdad, falta de acceso a la educación, a la edad de la población, el nivel de estudios, genero, falta de acceso al crédito, baja productividad e incapacidad en la aplicación de las leyes y falta de garantía de un estado de derecho.
¿Cuáles son las consecuencias? Sin duda, menor recaudación fiscal, la evasión de impuestos afecta la capacidad del Estado para financiar servicios públicos y programas sociales, menor protección social, trabajadores sin acceso a servicios de salud, menor productividad y mayor desigualdad social.
Sin duda amigo lector, es un dato alarmante porque de nada servirá seguirle metiendo dinero a los programas del Bienestar, si las condiciones de raíz y realidad del país, no cambia en su estructura formal.
Urge la reforma fiscal, una reforma al sistema de pensiones, una reforma laboral, una reforma al sistema de salud, rediseñar programas de apoyos a negocios y acceso al crédito, reformas que mejoren las condiciones del país, no reformas que censuren las demandas y exigencias de estas oportunidades

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *