Ciclistas usuarios de la ciclovía, que corre a orilla del libramiento La Joya, solicitan se le de mantenimiento correspondiente ya que a la fecha ya presenta bolardos dañados y sucios que les impide hacer su función de manera adecuada.
La ciclovía tiene una extensión de mil 500 metros aproximadamente, desde el monumento a Miguel Hidalgo hasta su incorporación con el Sendero Intermunicipal de Movilidad Alterna (SIMA), y en toda esa extensión el espacio estaba debidamente definida con bolardos y delimitadores reflejantes que en las noches, hacía muy visible el espacio.
Sin embargo, ahora, ciclistas señalan que muchos bolardos ya están rotos a la mitad, están sucios por el polvo y humo que despiden los autos, lo que hace que en la noche ya no se vea claramente el espacio, dejando en estado de vulnerabilidad a los ciclistas.
“Es peligroso circular en la noche por este espacio, no hay alumbrado en el libramiento, los autos pasan a una velocidad no moderada, la ciclopista ya no refleja la luz y en la zona del puente del río, la situación es más peligrosa, porque es angosto, no hay espacio para peatones ni ciclistas y no hay balizamiento”, señaló Luis Hernández Godínez, trabajador de la construcción que usa ese tramo para ir a su trabajo.
Algunos estudiantes y ciclistas recreativos que usan ese espacio, señalaron, además de lo anterior, el problema de la invasión a la ciclovía por parte de algunos automovilistas, ya sea en algunos comercios, o recientemente, los automovilistas que esperan su turno en el Centro de Verificación Vehicular.
El llamado es para las autoridades correspondientes para que rescaten este espacio y no dejen que se pierda con el paso de los meses.