La ex hacienda de Exquitlán, ubicada en la colonia Zapotlán de Allende, encierra una gran historia y leyendas.
Durante muchos años este emblemático lugar estuvo prácticamente en el abandono. Sin embargo, el ahora administrador de este espacio y uno de los propietarios, Rodrigo Urrutia Schleske, platicó los proyectos que tienen contemplados y la apertura de sus puertas, para que sea un sitio atractivo y se fomente la economía de la región.
Por única ocasión, el domingo abrió sus puertas al público, aunque en una forma limitada por la pandemia.
“Tenemos el compromiso de participar en temas de la sociedad, es un lugar que le gusta a la gente, es un lugar privado, no ha estado abierto al público. En ocasiones, me piden algunos recorridos nocturnos y de leyendas, normalmente yo lo hago o con un guía”.
El entrevistado, agregó que escribe un libro que llevará por título, “A mis 50´s”, en el que se estará plasmando un tema conjuntamente con la cronista de Tulancingo, Lorenia Lira.
“Queremos que tenga un enfoque histórico y basado en hechos reales, comprobables; contamos con mucha documentación de la familia, como don Pánfilo García, quien era hermano de mi tatarabuelo, Cristóbal; mi abuela Trinidad García Olvera, mi papá, Fernando Urrutia García, mi mamá Yolanda Schleske Sánchez”.
Agregó, que cuando la gente quiera saber de la hacienda, contarán con toda la información que es real, ya que todo estará muy bien documentado.
La hacienda de Exquitlán, fue construida en 1901 y terminada en 1908. “Adentro de la casona hay mucha historia. Cada rincón tiene un significado, las paredes están pintadas por diferentes artistas”.
“Aquí, inició la fábrica de la sidra Pomar, mi abuela les rentó una parte de la hacienda a don Manuel y Gabriel Díaz, aquí fue donde se gestaron los sueños de estas personas y aquí vivieron junto con sus familias; la producción era en forma artesanal.”
Urrutia Schleske, dijo también que existen proyectos junto con amigos de la infancia, para que este lugar sea un detonante económico en Tulancingo, con temas turísticos, recreativos, de inversión.
“Tenemos el tema de un enfoque económico, de mercado de afuera hacia adentro, es decir, que si traemos un evento, social o político, la regla es que todo lo que se contrate o se adquiera sea de Tulancingo, meseros, banquetes, mobiliario y hasta el alcohol, con la finalidad de darle empleo a la gente de esta ciudad”, concluyó