El pasado miércoles en la conferencia de prensa mañanera, la presidenta de México, Claudia Sheinbaum anunció que en dos semanas podría firmarse un acuerdo “voluntario” con empresarios gasolineros, para fijar como máximo en 24 pesos el precio de las gasolinas en todo el país.
Lo anterior, debido a que en algunas estaciones de servicio de gasolina, el precio llega hasta los 26 pesos por litro y el objetivo es que el precio de la gasolina no suba de 24 pesos el litro, considerando la inflación; buscando con ello beneficiar a los consumidores y frenar el huachicol tanto en instalaciones físicas como el que se lleva a cabo en importaciones que no pagan los impuestos debidos.
Se espera que las negociaciones con los empresarios gasolineros del país llegue a buen puerto en dos semanas, en donde el nuevo esquema de precios finales, promete que el impuesto especial sobre productos y servicios (IEPS), podría ya no ser el factor determinante en la fórmula de una nueva metodología de determinación de precios constantes.
Sin embargo, la realidad es que el precio de la gasolina depende de tres factores: El precio internacional, el tipo de cambio y el monto de los impuestos.
Es decir, estos factores son los que finalmente pueden incidir en mantener un precio controlado, por lo tanto, esta medida o afecta a las finanzas públicas o afecta a los dueños de las gasolineras.
A los gasolineros el tope de precio de 24 pesos, podría reducir sus márgenes de ganancia colocándolos en una situación de desventaja, frente a las fluctuaciones del mercado internacional.
También a las finanzas públicas, debido a que mantener un precio por debajo de los 24 pesos, podría afectar la recaudación gubernamental y desincentivar la inversión en el sector energético, que si se mantiene, provocando una escasez de combustible.
Lo que a su vez afectaría al mercado energético en su conjunto, reviviendo como pólvora al mercado negro de combustible (huachicol), por lo tanto, habrá que estar pendientes de los detalles de este acuerdo, analizar con calma cada uno de los puntos, porque podría salir el tiro por la culata.
Siendo honestos, el panorama de análisis de este “acuerdo”, es complicado sabiendo la crisis de PEMEX, la relación con Estados Unidos y una reforma energética que no termina por instalarse en cuanto a resultados