Hace unos días la sesión del senado de la República, tuvo un matiz muy peculiar. Los legisladores de la mayoría cambiaron la sede donde estaban sesionando, porque las condiciones no eran propicias para estar en el reciento acostumbrado y tuvieron que irse a la antigua casa de aquella soberanía.

Ahí los esperaba la senadora de Acción Nacional, Xóchitl Gálvez oriunda del estado de Hidalgo, encadenada a una silla. En su lógica, esa acción impediría que se pudiera utilizar el recinto para sesionar y sacar adelante una larga lista de iniciativas, que se tenían que votar en el pleno.

No es la primera vez que la ex candidata a la gubernatura por Hidalgo, hace cosas fuera de toda lógica. Hay que recordar que en otra ocasión se disfrazó de dinosaurio en el recinto parlamentario, es un clásico del internet la vez que se atrevió a discutir de energía, sin saber qué es un kilo y un megawatt.

Pero este pasado viernes fue más lejos, porque su táctica dilatoria no tuvo el efecto con el que había fantaseado. Se quedó ahí, hundida en su propia soledad, filmada por una cámara que dispuso y que dio cuenta que claramente no tenía ninguna posibilidad de llamar la atención de los medios ni de sus compañeros.

Otro Senador de Acción Nacional, Damián Zepeda, llegó al recinto para observar las votaciones desde un rincón. Con lo que podemos sacar una básica conclusión, la presencia de ellos dos desmiente lo que Acción Nacional quiso simular después: que no les habían avisado de la reanudación de la sesión para dejarlos fuera.

Esto, por supuesto, es una manipulación: la oposición en el Senado ya había tomado la decisión de no debatir, de no presentarse a la última sesión, y dejarlo todo en las manos de la Suprema Corte de Justicia. Así, la Senadora encadenada no es, como ella quiso hacernos creer, el símbolo de su audacia, sino de su manipulación.

Además, todo lo anterior es una conclusión de una estrategia bien delimitada en la bancada del PAN. Porque desde hace días, la oposición ha renunciado a leer dictámenes, debatirlos y legislar y ya ni siquiera se presentan a sus curules, porque esperan que los Ministros les hagan el trabajo de ser oposición.

Un día antes de que Xóchitl Gálvez se encadenara sola, los senadores de Acción Nacional habían dormido y celebrado un baile en el salón de plenos del Senado. Quedará para la historia el trío de Gustavo Madero, la misma Gálvez, y Álvarez Icaza tirados en el pleno del senado. Esa “protesta” se justifica porque pretendían que se nombrara a su candidato en el Instituto de la Transparencia, el INAI, Ricardo Salgado Perrillat.

Este personaje fue director de asuntos jurídicos de la SEP en la administración de Felipe Calderón y, con Peña Nieto pasó nada más ni nada menos que a ser secretario técnico del Sistema Nacional Anti Corrupción. Es decir, estamos hablando de un funcionario no identificado con la mayoría del senado.

Por tanto, los panistas querían que el nombramiento no se dilatara más. Una maniobra de Ricardo Monreal llevó las cosas al límite y se rompió todo. Así que indignados los legisladores del PAN, MC, PRI y Álvarez Icaza, le reclamaron al presidente de la jucopo no haberles cumplido en la votación de aquel nuevo integrante del INAI.

Pero lo que queda de todo este desaguisado legislativo es la actitud –cada vez más desmesurada– de la senadora hidalguense, quien también ha manifestado su intensión de buscar la candidatura al gobierno de la CDMX. Imagina usted, estimado lector tener como candidatas a Lily Téllez a la presidencia y a Xóchitl Gálvez en la capital del país, yo tampoco.

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