En los pasillos del mundo político – empresarial, se menciona que Hidalgo perdió la posibilidad de atraer la inversión más importante de México, al quedar excluido de la construcción de la planta de Tesla en Nuevo León.

Ese descarte obedece, según algunas voces, a la vocación empresarial del estado norteño, a su mano de obra especializada, a su ubicación geográfica (cerca de la otra planta que se encuentra en Texas), entre otras.

Algo de peso tendrán estas razones al quedarse finalmente este mega proyecto en Nuevo León. Lo cierto, es que los 10 mil millones de dólares que se estiman para terminar esta giga Factory, no le van mal a la economía nacional.

Hay que decir que esta inversión es reflejo de la estabilidad macroeconómica que mantiene el país. Y la llegada de tales empresas refuerza la calificación de México en los mercados internacionales.

De tal suerte, que en lenguaje cotidiano no se puede hablar ni de ganadores ni de perdedores. Esto sólo se puede traducir en un respaldo decidido de una de las empresas más importantes del mundo a la economía nacional.

Sin embargo, no se puede dejar pasar un punto. En cuanto a las estrategias que cada uno de los involucrados decidieron seguir. Llama la atención que el gobernador de Nuevo León, mostró siempre una actitud de triunfalismo ante el anuncio de la construcción.

Sin embargo, falta por conocer las otras inversiones al interior del país. Porque esta planta requiere de una serie de proveedores que hagan posible su factibilidad en territorio mexicano. Es por eso, que el llamado ecosistema, podría tener derramas económicas en otros sitios sin descartar al centro y sureste del país.

En este particular nadie se lleva toda la inversión. Se tendrá que diversificar en otras regiones, lo cual hace aún más interesante el proyecto citado. Mucho se habló también de los recursos que se requieren para tal efecto, así que por delante vale la pena iniciar un gran debate sobre el equilibrio ecológico y medio ambiental de esta constructora de vehículos eléctricos.

Aunque los recursos naturales en México son bastos. Vale la pena tomar las precauciones en dos rubros: agua y electricidad. Hay que crear, incluso, una nueva cultura sobre estos bienes escasos. No solo hay que crear plantas tratadoras de agua, sino que es obligado implementar una infraestructura que permita la viabilidad del proyecto.

Esto se convertirá en una veta de oportunidad para que los talentos nacionales consoliden proyectos, que permitan convivir en armonía el desarrollo económico con el equilibrio del medio ambiente. Dos cuestiones que con frecuencia no cohabitan de la mejor manera.  

De tal suerte que vienen tiempos de exigencia para el mundo empresarial y económico para nuestro país. Hay que acompañar estas inversiones y hacerlo de la mejor manera. Que se distribuya el ingreso, que se especialice la mano de obra, que se traduzca en una palanca impulsar a México al mundo.

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