Desde hace unos años la cultura de protección animal y el reconocimiento de derechos humanos hacia los animales ha imperado cada día más en la cultura nacional, lo que se ha traducido en un reconocimiento dentro de las normas establecidas.

En ese mismo sentido, un gran peso ha tenido los canes rescatistas que se han convertido en héroes y orgullo nacionales, mismo que han salvado tanto a los habitantes de nuestro país como de otras naciones.

Lo anterior, no una cuestión menor puesto que, el reconocimiento de los canes ha impulsado un sentimiento de solidaridad y agradecimiento que ha comenzado a caracterizar a nuestro país y que espero se vuelva una condición propia de nuestra nación.

En ese mismo sentido, los honores otorgados a cada can que ha caído en cumplimiento de su deber nos permiten recordar y motivar la lucha por los derechos de los animales que en gran medida aún hace falta en nuestro país.

Comprender no solo el beneficio y la gran solidaridad de los animales sino la capacidad de comprensión y su potencial de ser entes receptores de derechos nos permite tener una idea mucho más amplia del derecho.

En consecuencia, debemos de entender que los animales adquieren derechos por su propia capacidad para ser receptores de los mismos y no como un regalo de las personas, cambiando un enfoque fundamental en la manera de pensar del derecho puesto que, durante años se consideraron como propiedad hoy se consideran como entes receptores de derechos.

Sin embargo, lo anterior no impide que la propiedad de las personas continúe sobre los mismos, pero ello no restringe ni le resta los derechos ya adquiridos de los mismos.

Lo anterior, permite que el Estado proteja de los abusos de los animales aun por encima del derecho a la propiedad e incluso pudiendo castigar por cualquier delito en contra de los mismos.

juanfer_lm@jfg

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