El mandatario mexicano, Andrés Manuel López Obrador regresa a la faceta que más le gusta, donde se siente más cómodo: a las calles de la ciudad de México. Lo anterior, como respuesta a miles de detractores que hicieron lo propio el pasado domingo, donde manifestaron su inconformidad con la reforma electoral que promueve el presidente.

Hay que recordar que el titular del ejecutivo federal viene impulsando una serie de cambios al órgano electoral nacional por considerar que su presupuesto es oneroso, su operatividad cuestionable y sus resultados no terminan por erradicar el fantasma de la desconfianza.  

Esos elementos han venido a enrarecer la dinámica política de los últimos días. Por ejemplo, la oposición ha tomado como bandera, un argumento simple pero poderoso en algunos sectores. En su narrativa, PRI, PAN y PRD alimentan la idea de que el presidente desea desaparecer al órgano electoral.

Esa falsedad, ha tenido cierto eco que se traduce en una campaña mediática, que busca quitar sustancia a una serie de modificaciones de fondo, que hacen mucha falta al sistema electoral más caro del mundo.

Por eso y otros motivos, Lopez Obrador tomó una decisión acertada, si los opositores a su reforma salieron a la calle él también lo hará para mostrar músculo. Eso ocurrirá el próximo domingo 27 de noviembnre, en la capital del país.

Ahí congregados estarán los gobernadores, legisladores y simpatizantes de Morena acompañando a su líder, en lo que se antoja una manifestación que dejará huella en la historia moderna del país. Quizá por su poder de convocatoria pero sobre todo por su valor simbólico, al ver que un presidente en funciones tengan una expresión política de esa índole.

AMLO en las calles es como un pez en el agua; ahí está su fortaleza y su naturaleza; su esencia y su razón de ser. La imagen construida a través de los años que reza: del pueblo y para el pueblo.

Después de este ejercicio de medir fuerzas entre dos corrientes de pensamiento, el presidente seguramente saldrá ganador. No hay que ser muy experto para darse cuenta que tiene un aparato de comunicación muy efectivo.

Pero sobre todo, el hecho de salir a la calle a defender su propia reforma una vez que fue cuestionada por la oposición lo hace distinto, lo retrata de cuerpo entero y lo pone en una posición privilegiada.

Porque no hay ninguna duda, los simpatizantes de la 4T van a llenar el zócalo de la CDMX dejando claro que la calle es de quien la trabaja; y en este particular, los lopezobradoristas llevan años haciendo lo mismo: movilizar a las personas en favor de su líder.   

Tendremos en unos días una imagen que quedará en la memoria. Un presidente en funciones recorriendo la calle con miles de partidarios que caminan a su lado. Algo muy poderoso en un país donde hace poco el mandatario se refugiaba en su oficina sin tener el pulso de la gente.

Con esa imagen, AMLO se puede decir ganador desde ahorita. Estos hechos abonan a la construcción popular de una persona siempre cercana al pueblo. Más allá de las razones y de las sinrazones, un presidente que defiende sus ideales es muy bien calificado.  

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