En esta etapa de mi vida, la enseñanza es nueva. Si bien ya había trabajado con grupos de jóvenes y niños en cursos de verano, festivales y campamentos, no había experimentado como tal, estar frente a un grupo durante un largo lapso de tiempo.
Y es curioso, porque en mi familia todos son maestros; tanto mi madre como mis hermanos han llegado a dar clases en el nivel medio superior y superior respectivamente, debido a su preparación y grado de estudios.
Actualmente, estar frente a un grupo me ha permitido compartir todos los conocimientos que me han formado en la vida, tanto personal como profesionalmente; y es una grata satisfacción que ahora sean esos conocimientos, los que formarán a otros individuos. En este caso hablo específicamente de los idiomas, la personalidad y la danza.
Mi formación en la danza se especializa en las danzas folklóricas mexicanas. Sin embargo, tanto la danza africana como la contemporánea, han sido dos vertientes que me encantan y en las cuales he dedicado tiempo de estudio.
La danza africana se basa en los movimientos corporales, fuertes y libres de bailes o rituales al son de las percusiones provenientes de África, mientras que la danza contemporánea es la fusión de diferentes movimientos, de diversos estilos, con una vasta expresión corporal pero con base en el ballet clásico.
¿Y a dónde voy con todo esto? Bueno, pues la semana pasada, mientras daba mi clase de danza contemporánea a nivel primaria, se me ocurrió una dinámica fusionando el baile con los idiomas, esto para hacer más entretenida la clase.
Y es que mis alumnas, además de ser muy inteligentes, con facilidad de expresión, también son muy curiosas, principalmente de las personas nuevas que llegan a su vida.
En un principio, comencé montando secuencias de movimientos para que ellas las contarán en voz alta, primero en español y después en inglés. Para ellas fue muy fácil, y empezaron a contar rápidamente one, two, three, four, five, etc… Para sorprenderlas un poco, les pedí que después contaran en francés. Al empezar a hacerlo mi reacción fue de emoción, porque actualmente el francés es mi idioma favorito y uso cualquier oportunidad posible para practicarlo. De hecho, sabía que el colegio tiene un muy buen nivel de inglés, pero que el francés no lo llevan hasta después, en el nivel preparatoria.
Recuerdo que en alguna ocasión, de los primeros días de clases al iniciar el curso, entre la curiosidad por conocerme como su nueva profesora, alguna de ellas me preguntó: ¿usted habla francés?, a lo que respondí afirmativamente. Seguido de la traducción de su pregunta en francés: Parlez-vous français?
Entonces, regresando a la dinámica, cuando les indiqué que contaran en francés, en vez de contar uno, dos, tres o un, deux, trois… ellas comenzaron parlez-vous, parlez-vous, oh lalá, parlez-vous.
Realmente no conocían los números en francés, pero decidieron usar la frase que en algún momento les mencioné, empleándola dentro de este juego de secuencia e idiomas.
A decir verdad, me sentí muy emocionada y bendecida de estar rodeada de personas tan ingeniosas y divertidas. Me encanta ir a trabajar y compartir de mí con ellas.
Y la pregunta al final de día fue: ¿si usted habla en francés, también baila en francés? Dansez-vous en français?

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