En una ceremonia pública en la capital hidalguense, el gobernador morenista Julio Menchaca Salazar, rindió protesta ante el Congreso del Estado. Ante miles de personas y con marcadas ausencias, este acto protocolario marca el fin de la etapa priísta en el estado después de 93 años. 

Los elementos simbólicos cobraron mucha relevancia en este evento. Por ejemplo, es la primera vez que un gobernador saliente no acompaña al gobernador entrante. Es decir, Omar Fayad decidió ausentarse de la sesión, donde su homólogo Julio Menchaca tomaría protesta.

No solo eso. Es también la primera vez que cuatro de los aspirantes a la presidencia de la república, acuden a un acto local de esta índole. A saber, Claudia Sheinbaum gobernadora de la CDMX; Marcelo Ebrard, secretario de Relaciones Exteriores; Adán Augusto López Hernández, secretario de Gobernación y Ricardo Monreal, presidente de la Junta de Coordinación Política del Senado de la República.

Además de los anteriores, vinieron dos secretarios de Estado, 4 gobernadores, dos exgobernadores, 54 senadores, 47 diputados locales y 80 presidentes municipales; esta amplia convocatoria se explica por varias razones.

Una de ellas es que es muy importante para los fines de los aspirantes a la presidencia, tener raíces en el estado de Hidalgo, donde el morenismo se manifestó de manera contundente el pasado 5 de junio. También es relevante tener presencia en Hidalgo, porque el estado vecino tendrá elecciones en un año (Estado de México).

Y en ese sentido, como dictan los viejos cánones. El que gana el centro del país tiene amplias posibilidades de coronar un proyecto electoral en el país.

Aunado a lo anterior, también tiene que ver el perfil del nuevo mandatario estatal. Una persona conciliadora, que pudo generar inercia con distintos grupos parlamentarios cuando fue legislador federal. 

De tal manera, los hidalguenses fueron testigos en plaza Juárez de un evento que antes se realizaba en el recinto del Congreso y que solo era seguido por un minúsculo público asistente. Esto cambió radicalmente al ser mudada dicha soberanía a una plaza pública.

Y tal cual como podría deducirse, el efecto masivo (anónimo y encubridor) cobró factura a ciertos asistentes. El principal señalado fue Omar Fayad, quien ingresó al lugar rodeado de chiflidos y descalificaciones. Acto seguido, el pasado mandatario se retiró.

Una vez que se presentaron a los aspirantes a la presidencia, el grito de presidenta o presidente se alcanzó a escuchar con fuerza, lo cual demuestra que la intensión de su presencia es justamente esa, tomar el pulso de la gente y dejarse ver en las distintas plazas públicas.

Regresando al tema local, el entusiasmo de los asistentes deja nuevamente claro que existía en el ambiente un ánimo de cambiar el rumbo político del estado lo que finalmente se consagró en las urnas.

Es un buen comienzo para que vientos nuevos lleguen a la forma de ejercer el poder. Ojalá que tanto el gobierno y la sociedad estén conscientes de los retos que se tienen en el estado; su trabajo en conjunto será clave para tener un mejor escenario en lo social, político y económico que todos buscamos en esta entidad.

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