El pasado fin de semana, el partido Morena en Hidalgo dio un gran paso hacia la institucionalidad.

Al contrario de los malos pronósticos, ese instituto político pudo realizar los cambios en sus órganos directivos sin mayores sobresaltos.

Lo anterior, no es un asunto menor. Hace unos meses aquel partido muy competitivo en las urnas mantenía grandes deficiencias en su organización interna. Al grado de tener, como en otros estados, una ausencia de presidente y de secretario general del comité.

Esto trajo como consecuencia que muchas de sus acciones y decisiones se centralizaran dejando a los militantes locales sin margen de maniobra para incidir en su propio partido.

Por fortuna para losguindas esa larga noche llegó a su fin. Porque, con algunas desavenencias, hace unas semanas se eligieron consejeros quienes el pasado sábado “jugaron sus cartas” y eligieron al nuevo comité directivo.    

Ese camino que parece largo es un buen ejemplo de las debilidades en el sistema de partidos en México. En este mismo espacio, se ha abordado en múltiples ocasiones la necesidad de tener mecanismos claros para fomentar la democracia interna de los partidos políticos.

Es decir, a todas luces parece contradictorio que los partidos exijan condiciones democráticas para la competencia por el poder pero en su interior no sean capaces de instrumentar algunos mecanismos para elegir de manera libre y transparente a sus órganos directivos.

Dicho en buen español, los partidos pregonan un discurso para afuera, pero para adentro se manejan con otros criterios. Quizá por eso, esos entes no fomentan la cultura democrática. Porque es muy fácil ser autoritario con las candidaturas, cargos directivos y estructuras internas para mantener el control de las prerrogativas.

Teniendo en cuenta lo antes mencionado, es de celebrarse que Morena haya transitado de manera ordenada en la designación de sus autoridades son dejar (aparentemente), fuera de esos cargos a las diferentes expresiones internas.

Morena no es el único partido que busca refundarse, también en el PRI utilizan el mismo criterio. Solo que los tricolores están tratando de hacer lo propio para sobrevivir a los malos resultados que los han acompañado en los últimos años.

Ellos tuvieron un evento que testimonió el fin de una etapa académica donde las mujeres pudieron ser capacitadas. El lugar donde se llevó a cabo esa ceremonia recordó los buenos tiempos de bonanza política y prosperidad económica.

Sin embargo, todo parece una pantalla porque en ese partido también hay grandes heridas después de perder por más de 30 puntos porcentuales la pasada elección. No será raro que también en unos días veamos cambios en su dirigencia estatal.

En suma, los partidos políticos locales están realizando un recuento de los daños relativo a su más cercano ejercicio electoral. Para ganadores y perdedores será indispensable pensar en la disciplina y unidad para encarar el próximo proceso electoral. 

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