Es bien sabido que conducir y hablar por celular o peor aún mandar mensajes de texto, implica riesgo de accidentes automovilísticos, pero es una práctica que prevalece, pese a las restricciones contempladas en las leyes de los tres niveles de gobierno.
La Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros, señala que el riesgo no solo es su integridad o su vida, sino la de terceros.
Entre 15% y 20% de los accidentes automovilísticos, se deben al uso de dispositivos, que los convierte en la tercera causa de accidentes en México, tan solo después de conducir a exceso de velocidad o en estado etílico.
De acuerdo con dicha asociación, los equipos celulares que permiten tener las manos libres no brindan una ventaja de seguridad respecto a los equipos de mano. Esto, porque nuestra atención no se encuentra completamente concentrado en una sola actividad.
Pero, existen también otros factores de riesgo por el uso excesivo del teléfono móvil, como los accidentes en casa, caídas en la calle e imprudencias al cruzar las avenidas, incluso soltar de la mano a los niños por dar prioridad a las llamadas o mensajes.
La pérdida de la noción del tiempo y la falta de concentración tanto en los estudios como en el trabajo, son solo algunos de los efectos negativos de la adicción al móvil.
Las relaciones en la familia también se pueden ver afectadas por esta situación, aunque de acuerdo con la titular del Juzgado Conciliador de Tulancingo, Yobed Álvarez Ruiz, durante este año a comparación del anterior, los casos atendidos por problemas derivados del uso excesivo del celular han descendido.
“El encierro, el estrés, el trabajo desde casa, propició que las parejas estuvieran más tiempo en el celular y comenzaban los pleitos por los reclamos de que no le habían dado de comer al niño o no lo habían bañado; no haces el quehacer por estar en el teléfono, así como los mensajes incómodos que tanto el hombre como la mujer descubrían propiciaron disoluciones en las familias, lo doble que ahora, pues durante este año, pese a la pandemia, ya hubo apertura laboral”.
El miedo irracional a salir de casa sin el móvil o no llevarlo consigo, se llama nomofobia. El grado de ansiedad y malestar excesivo que estas personas pueden llegar a sufrir cuando el teléfono está apagado, fuera de cobertura, sin batería o lo olvidan en un lugar, es alta.
Estas cuestiones suponen conflictos en la conducta de los usuarios y se manifiesta intranquilidad en un lugar o incluso regresar a casa con él, como consecuencia del estrés que les genera saber que estarán desconectados por un tiempo

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