En cada migrante hay una historia llena de dramatismo y peligro. El intento y el logro por alcanzar el sueño americano, implican una realidad que puede volverse una pesadilla.
Tulancingo y específicamente la localidad Santa Ana Hueytlalpan, son un referente en Hidalgo de la migración, con un 5.1 por ciento a nivel estatal.
De acuerdo con el dato más reciente del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), hasta 2020, de Hidalgo salieron 26 mil 376 personas, para vivir en otro país; 87 de cada 100, se fueron a los Estados Unidos.
Fernando, era menor de edad cuando tuvo la osadía de irse al vecino país del norte. Confiado en su juventud y la ilusión de conseguir dinero para adquirir un coche o una casa, se aventuró por la ruta del desierto de Sonora y por cerros.
Sin embargo la persona el “pollero” literalmente perdió el camino y la ruta, por lo que estuvieron más de tres días perdidos, a tal grado que el agua se les agotó.
Relató que el grupo en el que iba se disgregó e incluso una persona ya mayor comenzó a presentar problemas de salud.
Finalmente consiguieron llegar a Estados Unidos, pero él (Fernando) y sus compañeros fueron detenidos por “la migra”. Fernando por ser menor de edad, tuvo un trato diferente al de los demás y durante tres días, tuvo un amplio espacio para dormir y además –cuenta- la alimentación era muy buena.
Ya cuando fue deportado en el estado de Sonora, quedó a disposición del DIF de Nogales y una trabajadora social se comunicó con su mamá y en dos días pudo reunirse de nuevo con su familia, aunque su sueño de alcanzar fortuna, quedó truncado.
Ruta tenía concertada una entrevista con la directora de Pueblos Indígenas Municipal, sin embargo, adujo estar indispuesta por un compromiso prioritario.
Pero más allá del escritorio, la migración en el municipio es parte de una realidad, reflejo del desempleo y a la vez del deseo de mejorar las condiciones de vida.
Luis Alberto Palma Santos, representante indígena de la localidad de Santa Ana Hueytlalpan; vivió una experiencia nada grata al cruzar la frontera junto con su familia para llegar a los Estados Unidos de Norteamérica en el año de 1989.
“Fueron horas de caminar; incluso una persona que iba con nosotros se perdió en el desierto, como pudimos llegamos a nuestro destino, sin agua y agotados. Pero no todos corren con la misma suerte”.
En tanto, Ricardo Ivey, también vecino de Hueytlalpan, si pudo cruzar la frontera pero contrario a la mayoría de los paisanos, no fue por la línea, sino por el Río Bravo, frontera de Matamoros, Tamaulipas donde –expresó- sintió temor por la corriente que es fuerte y en partes el afluente es crecido.
Durante algunos años vivió en Atlanta, Georgia donde trabajó en un estudio de video. Sin embargo la travesía que vivió al llegar al vecino país del norte, la recuerda no con mucho agrado ya que además fueron muchas horas de caminar.
Los entrevistados coincidieron que en el incidente del tráiler en San Antonio Texas, en el que fallecieron alrededor de 55 migrantes es uno de los hechos más trágicos de los últimos años.
Para ello, recomendaron no aventurarse ya que en algunos puntos ya incluso en territorio estadounidense, los suben a tráilers o incluso a vagones de trenes.
El incidente en San Antonio Texas es el caso de tráfico de personas más mortífero en la historia reciente de Estados Unidos.
Ruta tenía concertada una entrevista con la directora de Pueblos Indígenas Municipal de Tulancingo, sin embargo, adujo estar indispuesta por un compromiso prioritario.
Pero más allá del escritorio, la migración en el municipio es parte de una realidad, reflejo del desempleo y a la vez del deseo de mejorar las condiciones de vida

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