Una de las pinturas más emblemáticas de todos los tiempos es sin duda la “Mona Lisa”. Este retrato renacentista en óleo sobre madera, es un trabajo del italiano Leonardo Da Vinci, uno de los grandes artistas y científicos del Renacimiento.
La “Mona Lisa” es uno de los ejemplares de arte más estudiados e idolatrados, debido a las innumerables incógnitas de su estructura. En primer lugar, tenemos la técnica llamada “sfumato” que fue inventada por el mismo Leonardo, y que consta de la superposición de capas de pintura. Como resultado, se logra suavizar el contorno de las figuras, aportando profundidad y realismo, sin líneas.
A tal efecto, esta técnica transmitió un realismo muy avanzado para su época, y a pesar de tener más de cinco siglos de edad, la pintura todavía permanece intacta.
En segundo plano está su procedencia. Según fuentes históricas, la “Mona Lisa” es un retrato de medio cuerpo hecho por Leonardo Da Vinci durante el siglo XVI, como un encargo de Francesco del Giocondo para su esposa Lisa Gherardini, una mujer proveniente de Florencia, Italia.
Dato curioso: Florencia fue la ciudad de la cuna del Renacimiento.
Por otro lado, la forma correcta de nombrar a la obra debería ser “Monna Lisa”, ya que la palabra “Monna” viene de “Madonna” que se traduciría al español como “mi dama” o “nuestra señora”.
Siguiendo con el tema, el nombre alternativo que se le dio a esta obra fue “La Gioconda” en referencia al nombre del esposo, pero también a su significado, que en español se traduciría como “feliz” o “alegre”, en torno a la emblemática sonrisa que la pintura presenta.
De hecho, existen muchas teorías entre la identidad real de la mujer retratada. Algunas sugieren que es el autorretrato del mismo Da Vinci; sin embargo, no hay un dato fidedigno que sustente la teoría. De manera similar, se cree que Leonardo Da Vinci, nunca se desprendió de “La Gioconda” o que realizó varios ejemplares de ella. Y esto es porque al llegar a Francia, dónde pasó sus últimos años, tenía el retrato femenino con él; algo confuso, porque había sido un encargo y debió haber sido entregado. No obstante, la pintura fue mostrada y apreciada por el rey Francisco I. de Francia y desde entonces, formó parte de las colecciones reales.
Esta obra también fue exhibida en el castillo de Versalles durante el reinado de Luis XIV.
Actualmente, se encuentra en la Sala de los Estados, planta 1 dentro del Museo de Louvre en París y es una de las obras más visitadas dentro del museo. Su resguardo no solo se basa en seguridad de tiempo completo, sino que está protegida con una vitrina de cristal que además de asegurarla de cualquier daño, cuenta con las condiciones de temperatura y humedad específicas para su conservación.
Dicho esto, pero traspasando sorpresivamente varios códigos de seguridad, esta obra de arte fue robada en 1911 por el italiano Vincenzo Peruggia, quién la sustrajo únicamente con la ingenua intención de regresarla a su natal Italia.
A partir de entonces, la fama de la mujer con la sonrisa intrigante ha incrementado, y no hay día que pase desapercibida.
Es considerada como un símbolo de cultura a nivel mundial y muchas veces se toma su imagen, para actos de gran importancia, no todos de manera positiva. Este domingo 29 de mayo, fue nuevamente el centro de atención con un tremendo pastelazo.
El suceso fue durante los horarios de visita dentro del Museo de Louvre. Afortunadamente la pintura no sufrió daños. El atacante fue detenido por las autoridades pero desafortunadamente, son estos fanáticos quienes dificultan la paz y ponen en riesgo no solo la estructura de estos ejemplares de arte clásico, sino que también tientan el bienestar de las personas en su alrededo

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