Las alcantarillas abiertas principalmente en la zona metropolitana de Tulancingo, es un tema latente, preocupante y representa riesgo de accidentes.
Derivado de reportes ciudadanos, Ruta hizo un recorrido por diferentes calles donde se pudo observar que varias alcantarillas no cuentan con sus tapas metálicas.
En el caso de unas rejillas pluviales ubicadas sobre 21 de Marzo, esquina con Chihuahua, hay una parte con una abertura de aproximadamente 30 centímetros de ancho por un metro de largo, paralela a la calle.
Ahí, las llantas de los vehículos pasan por encima de esta avería, incluso, de acuerdo con vecinos de este sector, este año por lo menos tres personas han sufrido caídas y una de ellas tuvo que ser atendida por los servicios de urgencias, ya que resultó con lesiones. “Ahora imagínense si algún ciclista o motociclista cae de lleno en este surco”.
Metros adelante, sobre 21 de Marzo casi esquina con Bulevar Nayarit, se encuentra una coladera abierta.
Aquí, el riesgo de una caída es mayor que el caso anterior, ya que esta abertura de aproximadamente 45 centímetros de diámetro, es una auténtica trampa para personas de todas las edades, pero sobre todo para niños y adultos mayores.
En el primer cuadro de Tulancingo, específicamente en la avenida Juárez, entre Doria y Zaragoza, justo donde se realiza una nueva edificación, de no ser por una llanta que protege la parte abierta, los peatones evaden esta coladera.
Otras más, se encuentran en diferentes sectores del centro y colonias, como Lindavista, Guadalupe o Vicente Guerrero.
Luis Enrique Hidalgo Hernández, director de la Comisión de Agua y Alcantarillado de Tulancingo (CAAMT), comentó que de un aproximado de 300 alcantarillas en la zona urbana por lo menos 15 presentaban estas averías, aunque recientemente fueron reparadas ocho.
El funcionario, argumentó que este problema se debe principalmente al robo de tapas de las alcantarillas, considerando que quienes se dedican a este tipo de ilícito venden el kilo de fierro a un precio que oscila entre los seis y ocho pesos.
Agregó, que impulsan el proyecto para sustituir las tapas metálicas por unas de policarbonato combinado con concreto, incluso, para este año contemplan una obra, en la que emplearán este material.
Estos robos generaron gastos cercanos a 100 mil pesos, en el lapso de enero a noviembre del año pasado.
Durante el 2022, se tiene contemplado un presupuesto inicial de 30 mil pesos para la reposición de 20 rejillas.
Sobre el modus operandi de quienes se dedican a estos hurtos, comentó que a través de cámaras de vigilancia particulares se han detectado a algunos pepenadores quienes mueven sus bolsas de un lado a otro, porque saben que los están observando

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