Por Arturo Hernández Cordero

El miércoles 9 de febrero el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador sugirió una pausa en las relaciones bilaterales entre México y España con motivo del “saqueo” al que el presidente viene refiriéndose desde hace casi una década.
El recelo de López Obrador hacia España, se ha manifestado en múltiples ocasiones y ha tensado las relaciones diplomáticas con el país ibérico. En 2019 el Presidente dijo haber solicitado a la Corona Española, una disculpa dirigida hacia los pueblos indígenas por los actos acaecidos durante la conquista española hace 500 años, a la vez que el año pasado el mandatario aseguró que la conquista había sido un “rotundo fracaso”.s
Al hablar de España, López Obrador lo hace a partir de un sesgo profundamente receloso e indigenista, condenando actos del siglo XVI desde una óptica de la izquierda contemporánea y que además, replica al momento de abordar las relaciones actuales entre ambos países, al mencionar que las empresas españolas “saquean” al país y que España ve a México aún como territorio de conquista.
La nueva puntada de López Obrador en contra de España (que según él, no se trata de un acto diplomático formal, sino de un posicionamiento público) viene en detrimento de que las inversiones de empresas españolas dedicadas al sector energético, como Iberdrola o Repsol, son un obstáculo para echar a andar su contrarreforma energética.
No obstante, y al ser tan reiterativo en su discurso anti español, el presidente pone en predicamentos las relaciones de México con su socio europeo más cercano.
Sobre esto último, cabe recordar que el intercambio comercial entre México y España, supera los 10 mil millones de dólares, y que un distanciamiento entre ambos países, supondría para México distanciarse de la Unión Europea con quien mantiene un tratado de libre comercio desde 1997.
Al ser el presidente español, Pedro Sánchez, un mandatario de izquierda, es de esperarse que los ataques de López Obrador no sean frontales hacia el gobierno de España, sino hacia España misma, lo que sin duda es una calamidad en términos geopolíticos, al tratarse de un país tan cultural y económicamente cercano a México

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