En una maniobra política que lo retrata de cuerpo entero, el siempre oportunista Francisco Berganza, vuelve a enrarecer el panorama electoral. Lo hace desde dos frentes, impugnará el proceso interno de designación de candidato en Morena y además, hace manifiesta su intención de participar como candidato independiente al gobierno del estado.

Bajo ese esquema, el día de hoy (lunes 13 de diciembre de 2021), anunció su separación del cargo como diputado local y presidente de la Junta de Gobierno del Congreso local, con la finalidad de dedicar tiempo completo a la recolección de firmas para lograr su cometido.  

Es decir, el ahora ex morenista, se aleja del partido que le dio la oportunidad de ocupar el número uno de la lista de diputados plurinominales para participar (léase dividir), a costa de todo y de todos, mostrando con ello su verdadero rostro.

Es sabido el proceder de este artífice del sistema. En 1998, dinamitó la posibilidad de la primera alianza opositora en el estado de Hidalgo. Cuando, por indicaciones del entonces gobernador, hizo todo lo posible para que el PAN y el PRD no postularan al periodista Miguel Ángel Granados Chapa, como candidato común en el estado de Hidalgo.

Por cierto, Felipe Calderón en aquel año, en su calidad de presidente del Partido Acción Nacional (PAN), apostó por el cantante quien quedó en segunda posición en su afán por ocupar la primera magistratura del estado.

En su momento, Granados Chapa advirtió con oportunidad al panismo encabezado por Calderón que el baladista era en realidad un testaferro de los gobiernos estatal y federal, como quedaría evidenciado después, pero ni los argumentos de panistas como Javier Corral y Vicente Fox, lograron hacer desistir a Calderón de postular a Berganza como candidato.  

Al poco tiempo se conoció de algunos acuerdos que realizó Berganza con el priísmo local y nacional, a través del exgobernador Jesús Murillo Karam y de Francisco Labastida, a cuya candidatura presidencial se adhirió en el 2000.

Ahora pretende repetir la misma jugada. Con su salida de Morena y posible candidatura sin partido, Berganza ayuda al PRI, lo hace bajo un criterio sencillo, no tiene la menor oportunidad de ganar, pero sí de restar votos al partido guinda.

Con ello, según su lectura, es suficiente para darle vida a una opción política que estaba rebasada por la avalancha morenista.

Por tanto, se asoman dos posibles deducciones. La primera es que el movimiento de Berganza (diseñado y financiado desde el gobierno), tiene un claro remitente: la idea es hacerle menos pesado el camino a Israel Félix en su afán de llegar a cuarto piso. Es decir, resulta inimaginable que el gobierno encabezado por Omar Fayad, hubiera tomado tal iniciativa por Carolina Viggiano.  

Y, por otro lado, no hay que descartar que en su momento Berganza, sin pudor ni recato pueda declinar por el avecindado en Mineral de la Reforma una vez que ha logrado su cometido, tratar de fracturar el camino de la alternancia en el estado de Hidalgo.

Vale la pena hacer un examen exhaustivo del apoyo popular del camaleónico Berganza. Es muy probable que su reciente ruptura, no afecte demasiado por la escasa calidad moral que vuelve a alimentar.  

Es decir, en su persona solo pueden converger intereses mezquinos, exiliados políticos y damnificados de ideología. De tal suerte que el lugar que posiblemente ocupe en la boleta electoral será en forma de títere, como algo muy parecido a una mala broma y alejado de todos los principios de la 4T.  

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