Esta semana causó agitación entre las élites económicas y políticas, la decisión presidencial de retirar la propuesta de Arturo Herrera para ser gobernador del Banco de México. Dicha medida se tradujo de dos maneras. Para algunos, las señales políticas eran muy claras por los vientos electorales que soplan en la entidad. Pero para otros, lo ocurrido fue resultado de un malentendido entre el oriundo de Actopan y el presidente de México.   

En automático las especulaciones dieron por descontado todo el proceso interno de Morena en la selección de su candidato al gobierno. Según estas voces, el movimiento tenía la clara intensión de perfilar a Herrera, a la anhelada candidatura del partido dejando atrás a todos los aspirantes inscritos.

Dentro de esta vorágine deductiva, pocos repararon en leer la convocatoria que dicho instituto político había publicado desde hace semanas. Ahí se delimitan los puntos finos por los cuales el partido guinda seleccionará a su abanderado. De tal suerte que el ex secretario de Hacienda, queda al margen por no hacer un registro en tiempo y forma según especifica el documento citado.

Pero eso no fue impedimento para que una ola de adelantados hablara de que en Morena ya había humo blanco y que Herrera Gutiérrez, sería el encargado de traer la cuarta transformación al territorio estatal.

Conforme el día se fue haciendo viejo cobró fuerza la otra versión. Una serie de manejos poco claros en las finanzas hicieron que Andrés Manuel López Obrador retirara la propuesta del también ex secretario de Financias de la CDMX, quien se quedó en una situación vulnerable. Es decir, al margen de llevar las riendas de toda la política monetaria del país.

Ahora se reduce el margen de maniobra de uno de los hombres más cercanos al presidente en materia económica. Lo anterior, por tanto, es otro elemento para descartar a Herrera en la política local. Porque la maniobra parece fundamentada en una base de castigo más que de premio para este reconocido académico.

No obstante, hay un consenso general sobre las cualidades de Herrera en el ámbito económico y gubernamental, por lo que no tardará mucho en encabezar alguna responsabilidad en el sector público o privado.

Lo cierto, es que estos menesteres tuvieron una resonancia en los mercados financieros creando cierta incertidumbre para la economía nacional. En consecuencia, el presidente ya mandó una nueva propuesta para ocupar el cargo referido y de esta manera, mantener la estabilidad.

Ahora, habría que replicar esa misma celeridad en la designación de candidato en Morena porque los 52 aspirantes que desean hacerse de aquella representación están calentando tanto el ambiente político que no les vendrían mal mandarles señales de unidad y mesura.

La conocida frase de “serenos morenos” hace eco en las bases del partido guinda que por primera vez puede encabezar un gobierno de alternancia en tierras dominadas por una élite política ambiciosa. Quienes todavía buscar enajenar el poder a base de conocidas triquiñuelas disfrazadas de rostros que se presumen nuevos pero que mantienen la misma formación.

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