El temor al fracaso y la mala o poca educación en sexualidad son los principales males del sexo.  En casi todas las personas con una vida sexual activa, independientemente su preferencia.  Creer que se te tienen que cubrir las expectativas de la otra persona hacen de la experiencia sexual un momento de tensión en vez de disfrute.

Cuando las personas deciden iniciar una vida sexual activa se enfrentan a muchas exigencias, mismas que se han ido creando por la falta o mala educación de la sexualidad.  Sustentar tu sexualidad en mitos o tabúes hace que te sientas muy presionado por lo que debe o no debe pasar en el encuentro sexual.

Muchas personas tienen miedo de que su desempeño sexual no sea el adecuado y repercute proporcionalmente en su función sexual.  A mayor exigencia menor desempeño.  Es decir, una persona que está muy al pendiente y preocupada de que tiene que satisfacer a su pareja y que debe alcanzar el orgasmo, es muy probable que presente alguna disfunción o tenga sensación de frustración.

Es importante en primer lugar, conocer la sexualidad (propia y de la otra persona), buscar información objetiva y científica y asesoría para desmitificar temas.    Una vez que conoces tu sexualidad y la de la otra persona.  Tienes que disponerte al encuentro.  El objetivo de la experiencia sexual es disfrutar y esto se logra en la medida en que dispongas todo para pasarla bien y te abandones al placer.

Las disfunciones sexuales son el principal mal del sexo, si bien hay una prevalencia tanto en hombres como en mujeres; es más frecuente que los hombres se sientan temerosos de sufrir alguna; y sin embargo muchos hombres viven con incompetencia eyaculatoria o disfunción eréctil; y eso a su vez que no les permite el buen desempeño sexual les va creando que la disfunción se acentúe.  

La idea de que los hombres “siempre” deben desear el sexo; que deben llevar el encuentro, y de que su desempeño sexual tiene que ser el óptimo; hace que se vivan en constante presión y que no exploren otros potenciales de su sexualidad.

Por su parte las mujeres se viven obligadas al orgasmo.  Y si bien es una parte importante del encuentro sexual no es el fin último.  Así, muchas mujeres han minimizado su potencial al placer ya que no logran el orgasmo y no se permiten explorar su potencial de placer.

Estas ideas con las cuales se asume que debe ser el sexo, son el mal principal que no deja a muchas personas experimentar placer y sobre todo disfrutar el encuentro.

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