Cuando vamos de visita a una ciudad necesitamos dos cosas primordiales para podernos mover: primero tener noción de los lugares que queremos visitar y segundo, el modo en cómo nos vamos a desplazar.
Aunque existen muchas opciones que dependen evidentemente del sitio en dónde nos encontremos, en la mayoría de las ciudades, el transporte más popular y económico es el metro.
En la ciudad de Paris, este medio de transporte surge en plena revolución industrial. El objetivo primordial era construir una red de transporte urbana, que asegurara la apertura de la “Exposición Universal de 1900”.
Desde luego, siguiendo con la modernización de la ciudad que se inició en el siglo XIX con las obras haussmannianas, la construcción del metro es el proyecto parisino más importante del siglo XX. De esta forma, lograron tornar la capital a la era moderna e integrarla entre las capitales más influyentes del mundo.
Dicho proyecto fue encomendado al ingeniero bretón Fulgence Bienvenüe y aunque su muerte no le permitió llegar a ver el proyecto concluido, como homenaje la estación del metro que conecta a París y Bretaña lleva su nombre: Gare Montparnasse-Bienvenüe.
Actualmente, el metro parisino sigue siendo uno de los más funcionales en todo el mundo. El segundo más grande de Europa, después de Londres.
Su costo es de 1.90 euros, pero también existen alternativas como paquete de 10 tickets o tarjetas diarias que puedes adquirir, para ahorrar unos cuantos céntimos. En la vida cotidiana, los parisinos y residentes en la capital utilizan su tarjeta Navigo, la cual da acceso no solo al metro, sino a cualquier transporte público, incluyendo trenes y autobuses de la zona metropolitana y sus alrededores.
Desafortunadamente, como el metro es el transporte más popular, debes tener cuidado de los famosos “carteristas”. Son jóvenes, principalmente inmigrantes, que en cualquier descuido te quitan tus pertenencias siendo las bolsas de mano y los celulares lo más fácil. Y aunque existen las grabaciones automáticas en más de 5 idiomas (francés, inglés, español, alemán, italiano, japonés, etc.), que advierten de tener cuidado con tus pertenencias, hay incidentes a diario.
Con esto no quiero decir que no uses el metro, pero siempre es importante mantenerte alerta para que nada arruine tu experiencia de viaje.
Por lo demás, existen estaciones de metro que son perfectas para una sesión fotográfica. Ahora te cuento mis tres favoritas: la primera es Arts et Métiers de la línea 11, que está decorada toda de color cobre y las ventanas son como de submarino, por la novela de “Veinte mil leguas de viaje submarino” de Julio Verne.
La segunda es Louvre-Rivoli de la línea 1. Aquí además de que la utilizaba frecuentemente por mi camino hacia el trabajo, tiene obras y cuadros de arte, que te impregnan de la calidez misma de un museo.
La tercera es Abbesses de la línea 12, en el barrio de Montmartre. Tiene la típica entrada de “art nouveau”, trabajo del arquitecto galo Hector Guimard. Y gracias a él, tenemos un mismo obsequio ubicado en Bellas Artes, CDMX de un arco que imita los míticos diseños de “La Belle Époque”

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