En el estado de Hidalgo hay padecimientos que no hemos podido erradicar. No sólo en el ámbito político y social, sino también en el ámbito de la salud. Me refiero en particular, a la noticia de que en la entidad regresan los casos de influenza H1N1.

Por desgracia, los primeros casos se registraron en la huasteca y digo desgracia, porque justo en estos días, aquel lugar celebra su mayor festejo del año, El Xantolo. La tradición más emblemática de la región que convoca a miles de personas que suelen disfrutar del fandango.  

Por tal motivo, las autoridades sanitarias han realizado un llamado a las personas para que no bajen la guardia contra las enfermedades infecciosas. En particular, con el Covid-19 todavía presente en la entidad.

De tal manera, que una de las fiestas más representativas de la huasteca, se verá ensombrecida por este complicado momento. En donde dos enfermedades muy contagiosas y con elevada letalidad, se suman a la celebración del Día de Muertos.

Pero eso no es todo. Las autoridades han manifestado el temor que existe de que se presente una sindemia, que significa que dos enfermedades del mismo tipo suceden simultáneamente y que por su parecido en la sintomatología, se pueden confundir una con otra (en este caso influenza y Covid-19).

No obstante, y según se puede ver en las imágenes que circulan por redes sociales, los huastecos están muy lejos de esta preocupación. Por el contrario, hay reuniones masivas y festín por todos lados.

Lo anterior ha provocado un debate en los hidalguenses, quienes hemos padecido un doble criterio en las decisiones de las autoridades de salud. Porque hay eventos donde se permiten las aglomeraciones, como los conciertos musicales que se llevaron a cabo hace unas semanas en la capital del estado.

Pero cuando se trata de un evento cultural –donde la ganancia comercial no es tema–, los responsables de la salud se vuelven más quisquillosos. Tal parece que si la actividad realizada deja alguna ganancia para los particulares, la tolerancia se extiende. Pero si no hay negocio de por medio, (como la celebración del Día de Muertos), las autoridades prefieren ser rigorosos.

Lo cierto es que, al cabo del tiempo, parece que la convivencia con el coronavirus llevará mucho tiempo. Y por desgracia, nuestra curva de conocimiento está forjada a través de varios tropiezos. Cuando pensábamos que ya no vendría una tercera ola de Covid-19 en México, ésta llego con fuerza y sin consideración. 

De tal manera, que todavía es pertinente llamar a la prudencia y ser mesurado con los eventos masivos de cualquier índole. Más allá del respeto a las tradiciones, es menester de las personas moderar su presencia física en estas expresiones culturales. Aunque dentro de muy poco la imprudencia nuevamente será la regla. Ya que nuestra entidad entrará a un proceso electoral para renovar al ejecutivo local. Por lo que los eventos masivos están lejos de tener una tregua. Por el contrario, se van a incentivar por intereses mezquinos de quienes buscan el poder político a cualquier costo

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