El entendimiento político entre el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador y el gobernador de Hidalgo, Omar Fayad Meneses, parece atravesar por un mal momento. Lo anterior, porque desde hace unas semanas, el ejecutivo federal promueve -a través de un apasionado debate- el regreso a las aulas para el próximo 30 de agosto, mientras que en la entidad la decisión va en sentido contrario.

No se trata solamente de tener distintos puntos de vista sobre el particular, sino que en el fondo – según los argumentos del gobierno federal–, lo que está en juego es el propio desarrollo del país. Entendiendo con ello, el rezago educativo que se genera con tanto tiempo que los niños llevan fuera de las escuelas.

Aunado a lo anterior, toda la actividad económica que depende de dicha acción, léase, el transporte público, las papelerías, librerías, cafeterías, entre otras, que se encuentran directamente relacionadas con la actividad escolar presencial.

Esta diferencia de criterio parece que cobrará dimensiones insospechadas, porque el presidente ha sido claro diciendo que aunque llueva, truene o relampaguee, el regreso a la actividad presencial en las escuelas es un hecho.

Llevar la contra en este particular, seguramente no será del agrado del presidente quien ha enfatizado que los contagios son mínimos en una población menor de edad y que el riesgo de quedarse en casa, durante más de tiempo, aumenta la violencia infantil, abusos sexuales, deserción y embarazos no planeados.

A pesar de estos razonamientos, el gobernador Fayad se mantiene en su negativa de aperturar las escuelas y de  mantener su postura, el mandatario estatal podría romper con una buena relación política que ha caracterizado el trabajo institucional de los dos actores citados. 

También hay que decir, que el propio presidente ha dejado claro que cada estado es libre de tomar la decisión que más convenga, pero a la par ha invertido todo su esfuerzo en mandar mensajes direccionados hacia el regreso presencial.

Si esto escala, el trabajo político que venía realizando el gobernador de Hidalgo en mantener una relación institucional con el presidente, se pone en riesgo. Y lo anterior, podría abrir una caja de pandora, porque también hace poco López Obrador exhibió en su conferencia matutina, que nuestra entidad es la que tiene elmayor número de tomas clandestinas de gasolina.

Si hay algo que caracteriza a este gobierno es su combate directo al llamado huachicol y en este particular, el estado tiene unos datos que lo colocan en el primer lugar a nivel nacional de robo de hidrocarburos.

Hay que mantener la cordura y no confundir los temas. Cada cosa que corra por su propia pista. Pero en el fondo el que tiene más cosas que perder al llevar la contra a una iniciativa presidencial es el gobernador Fayad.

Por lo tanto, sería mejor que reconsidere y mantenga una línea similar al gobierno federal porque de lo contrario podría romper algo muy valioso que en estos momentos es escaso, el acuerdo político entre dos actores de distintos sellos políticos.

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