El calcio es el nutrimento más abundante en el cuerpo humano. El organismo de un adulto normal contiene de 20 a 30% gramos de calcio por kilo de peso. El 99% se encuentra en los huesos y solamente el 1% en el líquido extracelular. Así, sabemos que el calcio es fundamental para la constitución del  esqueleto o masa ósea, pero también interviene en el proceso de coagulación y está relacionado con la función hormonal, con la transmisión nerviosa y la regulación del músculo cardíaco. Particularmente, el calcio y el fósforo fortalecen y dan consistencia a los huesos y especialmente en ciertas etapas de la vida como la gestación y la lactancia, el crecimiento y desarrollo de los niños y adolescentes y  más tarde en la menopausia. Cuando nuestro organismo es incapaz de regular la mineralización de los huesos, éstos se vuelven porosos y quebradizos. Esta degeneración es conocida como osteoporosis y como no nos duele es frecuente ignorar  que la padecemos hasta que sobreviene una fractura o deformaciones que pueden dejar inválida al paciente.  Nuestro organismo no produce calcio por lo que debemos de aportarlo de nuestra dieta diariamente. La vitamina D ayuda a absorber una cantidad mayor de calcio de los alimentos que lo contienen y contribuyen a fijarlo en los huesos; el magnesio y un medio ácido también contribuyen  a su absorción.

De acuerdo con la edad, el sexo y el estado de salud los requerimientos de calcio son diferentes. Su absorción es mejor antes de los 30 años, se sugiere que desde pequeños los niños aprendan a consumir alimentos ricos en este nutrimento

¡A CAMINAR!

Sólo la actividad física regular y el entrenamiento ayudan a fortalecer los músculos, lo cual es muy importante para tener y mantener huesos firmes; además el ejercicio favorece la densidad ósea, la circulación, el sistema respiratorio y el digestivo, ayuda a mantener las articulaciones y provoca un mejor estado de ánimo. Los tipos de ejercicio que implican soportar el peso corporal como caminar y subir escaleras, hacer lagartijas, abdominales y levantar peso aumentan la densidad ósea. Por el contrario, aquellas en los que no se soporta el propio peso, como la natación o el ciclismo no parecen influir en dicho aumento; en todo caso, ningún ejercicio se excluye, ya que cualquier disciplina deportiva sirve para mantenernos fuertes y saludables. Es importante insistir que es recomendable trabajar  todas las partes y grupos musculares del cuerpo y poner mucha atención en no exponer las articulaciones

INICIE UN PROGRAMA PERMANENTE DE EJERCICI0

Primero hay que establecer un objetivo específico, fijar una meta fácil de conseguir; por ejemplo, empezar con 10 minutos de caminata y llegar hasta 30 minutos diario, así formará un hábito muy saludable. Para cualquier  persona se sugiere el  ejercicio sencillo pero regular en lugar del ejercicio vigoroso ocasional ya que lo más importante es la constancia. Le sugiero antes de iniciar un programa de ejercicio acudir con el médico para no exponer al organismo. La combinación de una alimentación correcta, un programa diario de ejercicio físico adecuado a su edad y condición contribuyen a conservar un buen estado de salud. ¡¡¡Baje de peso e Inicie un nuevo estilo de vida!!!

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