Derivado de un anuncio que hizo el presidente Andrés Manuel López Obrador en una conferencia mañanera, se activaron los mecanismos institucionales para que los niños regresen a clases presenciales.

Lo anterior, tiene que ver – según palabras del presidente– con criterios pedagógicos. Es decir, con la posibilidad de que los alumnos de educación inicial puedan aprender, socializar y jugar en la escuela, en vez de pasar horas enteras frente a un dispositivo electrónico.   

La iniciativa parece buena en principio y más cuando los maestros, directivos y administrativos del sector educativo, ya están vacunados. Sin embargo, múltiples voces tratan de relacionar este regreso a clases, con el proceso electoral en curso.

En lo particular me cuesta trabajo encontrar los paralelismos. Es difícil entender, que uno y otro camino se relacionen. Pero de ser cierto, que el criterio de las autoridades educativas tiene una motivación política, cometen un grave error de cálculo.

La mayoría de los padres de familia se muestran cautelosos con el anhelado inicio de actividades en las escuelas. Se escucha por todos lados, que los mayores llevarán a sus hijos al colegio una vez que estén vacunados. De tal manera, que de ocurrir ese regreso paulatino el 07 de junio, un día después de las elecciones del presente año, muy pocos niños se presentarán en las aulas.

Lo anterior, porque todavía no se aprueba la vacuna para menores de 12 años. De tal manera que por una cuestión técnica o bien por precaución, temor o falta de información precisa, lo que harán muchos padres será esperar un nuevo ciclo escolar para que sus hijos se incorporen a las actividades presenciales.

Por los motivos antes expuestos esta medida no tiene relación con la política electoral. Porque más allá de ayudar a un candidato, partido o gobierno, esta decisión apuntaría a perjudicar a cualquiera que pretenda sacar raja política.

Lo conveniente es informarse con rigor y para tal efecto, hay que tomar en cuenta cinco puntos esenciales: el regreso será voluntario, tendrá que contar con el apoyo de la comunidad escolar, dependerá del contexto regional y del semáforo epidémico de cada entidad, participarán gobiernos estatales y municipales y de la participación de madres, padres de familia y tutores.

Valdría la pena, en sintonía con un regreso seguro, que toda la comunidad educativa refuerce las medidas de seguridad sanitaria. Se procure tener agua en los sanitarios, reforzar el hábito de lavado de manos y de una vez por todas hacer un compromiso con la alimentación. Esto es, erradicar en definitiva la comida chatarra de las escuelas.

Ojalá que esta pandemia deje lecciones que vayan encaminadas a reforzar la idea de comunidad. Es decir, que los padres de familia, maestros, administrativos, directivos y alumnos, actúen como un solo ente que sea capaz de compartir conocimientos, experiencias y alegrías.

Sería muy conveniente que desde ahora, se haga todo lo necesario para apropiarse de las instalaciones educativas. Es decir, que éstas sean patrimonio de todos. En donde cada uno de sus integrantes se comprometa a cuidar, dignificar y embellecer ese espacio tan importante en la estructura social.

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