Juan Villoro escribió hace años, un libro para los fanáticos del futbol.  Su título invita a la reflexión pero sobre todo es una invitación a la blasfemia, porque en su interior se dice que está escrito para los ateos descreídos que juran que nunca verán un partido de futbol, pero viven deseosos de entender el delirio de los fieles.

Bajo este esquema, los que no somos seguidores de este deporte, nos hace falta que alguien nos explique los mecanismos que se activan para que los fanáticos llenen estadios, griten todo el tiempo, gasten mucho dinero en comprar las camisetas y demás cosas que hace un verdadero hincha.  

No obstante, el fervor futbolero rebasó cualquier intento de raciocinio el pasado miércoles en el estadio Hidalgo, cuando el equipo local recibió en un partido de semifinales al Cruz Azul. Este buen platillo futbolero fue presenciado por miles de personas, que abarrotaron el estadio en tiempos de pandemia.  

Y aunque el Gobierno del estado de Hidalgo anunció que aplicará sanciones al Club Pachuca tras superar el aforo permitido en el Estadio Hidalgo del 40 por ciento, la responsabilidad apunta a los fanáticos que no pudieron mantenerse en casa.

Las autoridades informaron que el aforo máximo permitido para este tipo de eventos es del 40 por ciento, es decir, 12 mil personas. Sin embargo, la cifra permitida fue rebasada, lo que desencadeno la pérdida de la sana distancia y otras medidas de bioseguridad entre los aficionados.

Justo bajo este esquema, el razonamiento que imperó en redes sociales se resumió en un sencillo enunciado: estadio lleno – escuelas cerradas. Es decir, se cuestiona la permisibilidad de las autoridades, al llevar a cabo estos eventos deportivos pero son muy rígidas cuando se trata de la apertura de los colegios.

Cabe mencionar que no es la primera vez que el gobierno local, manda señales equivocadas. Implementó un programa de restricción vehicular que prohibía la circulación cuatro días a la semana. Pero al mismo tiempo inauguró puentes y vías rápidas, justo antes de las elecciones municipales. 

Aunado a lo anterior, pequeños comercios (restaurantes y bares, principalmente) mantienen restricciones de horarios que van en detrimento de sus ganancias, porque de lo contrario las autoridades los sancionan.

De tal manera que se espera una medida drástica para la directiva del equipo, que si bien ha traído múltiples satisfacciones a los pachuqueños, también ha demostrado muy poca solidaridad con la ciudad.

Conviene recordar que hasta hace poco la directiva del club Pachuca, no pagaba servicios de agua ni de predial al municipio. Lo que hizo cuando se le requirió un pago fue hacerlo en especie, en decir con boletos para ingresar a los partidos, balones y camisas del equipo.

No extraña el actuar de la directiva. Al final son una empresa que busca capitalizar sus ganancias a cualquier costo. Pero, por todo lo anterior, lo que debe ocurrir ahora es aplicar una sanción ejemplar. De hecho se informó que la autoridad sanitaria estatal, se pondrá en contacto con la Federación Mexicana de Futbol a efecto de que dicha Federación Deportiva, también se pronuncie y emita la sanción correspondiente.

Ojalá que los aficionados más allá de su efervescencia deportiva, también sean conscientes de lo que ocurrió el pasado miércoles. Una parte de responsabilidad recae en la directiva pero otra tiene que ver con cada uno de los que asistieron poniendo en riesgo su salud y la de los demás. 

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