En los camellones de los bulevares Emiliano Zapata y Miguel Hidalgo, de la carretera México-Pachuca-Tuxpan, así como en los bulevares Centenario y Quetzalcóatl, existen varios nichos que dan cuenta de peatones y automovilistas, que han perdido la vida, ya sea atropellados, en choques o volcaduras, incluso suicidios y balaceras.
Tan solo en el tramo comprendido entre el crucero Huapalcalco y la Central de Autobuses, hay por lo menos ocho de estos espacios donde se depositan flores o arreglos religiosos, para recordar a quienes murieron de forma trágica.
Sin embargo, la colocación de los nichos, de acuerdo con el Reglamento de Movilidad y Transporte, que entró en vigor el 30 de marzo de 2020, ya no será permitida.
Esta ordenanza, en el título 7, capítulo 1 de la clasificación de las vías públicas, especifica la prohibición de construir en la vía pública, entendida ésta como las banquetas, área de rodamiento vehicular, guarniciones, áreas de estacionamiento y de uso común, monumentos, criptas, mausoleos o cualquier elemento de carácter religioso o no religioso, relativo al fallecimiento de personas en esos lugares.
El mantenimiento de los bulevares corresponde al municipio; sin embargo, para los cenotafios que existen en las orillas de carreteras y autopistas, no se sabe de casos de impedimentos por parte de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT), para la colocación de los mismos por parte de los dolientes.
En términos generales y específicamente en el ámbito federal, de acuerdo con tesis de los especialistas, Pablo Huerta Gaytán y María del Rosario Vital Hernández, ambos con maestrías en Educación y Periodismo, así como de Miguel Ángel Padilla Muñoz, licenciado en Derecho, para conformar un marco jurídico en torno a la construcción de cenotafios, montículos, capillitas y colocación de cruces en carreteras, se debe considerar lo que estable el artículo 27 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.
Dicho artículo, precisa que la propiedad de las tierras y aguas comprendidas dentro de los límites del territorio nacional, corresponde originariamente a la Nación, la cual ha tenido y tiene el derecho de transmitir el dominio de ellas a los particulares, constituyendo así la propiedad privada.
Construir cenotafios o capillitas, en memoria de quienes fallecen en las carreteras, es una actividad que se ha hecho tradición en prácticamente todos los países de Latinoamérica y por lo ostentoso de las mismas, por su magnitud, complejidad o sencillez de los diversos elementos que las rodean, constituyen verdaderas manifestaciones culturales y auténticas expresiones de religiosidad popular

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