Los partidos políticos han encontrado una manera práctica para camuflarse. Lo hacen a través de un ropaje peculiar, donde la ideología e identificación ya no tienen razón de ser. En su estrategia prefieren dejar a un lado las diferencias y los agravios con sus pares, todo con tal de mantener las mayorías legislativas, los espacios de poder, la dominación territorial.

En la política de bloques que se está configurando podemos ver combinaciones tan extravagantes, que cuesta trabajo justificar este modus operandi. Solo una explicación cabe, afianzarse en el poder a cualquier costo y bajo cualquier circunstancia.

Un ejemplo pertinente es el caso de Acaxochitlán, donde el proceso electoral pasado tuvo un extraño empate. Cosa casi imposible en las contiendas electorales. Porque nuestra legislación (y la lógica democrática así lo establece), se gana una contienda por un solo voto.

Pero como es fácil de deducir algunos intereses prefirieron el empate antes que dejar perder un municipio. Por tanto, se celebrará en aquel ayuntamiento una elección extraordinaria en el mes de junio. Y bajo ese esquema, hay un reacomodo de piezas que vale la pena analizar.

Por principio de cuentas, es halagador que un candidato independiente tuviera tantos votos como fue el caso de Erik Carbajal. Lo es, porque a lo largo del territorio estatal las opciones políticas que participaron en las elecciones, sin el aval de un partido político, fueron poco representativas.

Al final del día, de 84 municipios solo uno es gobernado por una opción independiente. Un caso de excepción que pudo hacerle frente a las maquinarias electorales que representan los partidos políticos.

Ahora, sin embargo, este candidato sin partido, es abrigado por un amplio frente electoral encabezado por Morena y sus aliados en el estado. Los institutos políticos en vez de trabajar en la formación política y construcción de liderazgos, prefieren tomar prestado un candidato que ya probó su competitividad.

Pero eso no es todo. Del otro lado en el bloque opositor (PRI, PAN y PRD), tomarán como candidato a un antiguo aspirante de Morena, quien de ser defensor de la 4T pasará súbitamente a ser adversario de estos postulados. 

En suma, cambian un poco las piezas, pero los actores principales se mantienen. Los partidos asumen una postura fácil al otorgar sus candidaturas a liderazgos probados antes que invertir en la formación de nuevos perfiles.

El caso de Acaxochitlán no es único. Seguramente en otros municipios y/o distritos veremos el mismo movimiento donde actores que defendían con ahínco una posición política ahora tendrán que cambiar el discurso. Todo encaminado a la conveniencia y al pragmatismo.

Mientras siga ocurriendo lo anterior la crisis de los partidos políticos lejos de desaparecer parece agudizarse. De tal manera que una forma de mantenerse en el escenario es conformar estos frentes electorales amplios con el solo objetivo de mantener el poder.

En suma, la supuesta nueva cara de la política es un espejismo. Lo cierto es que los actores y los intereses son los mismos vestidos con otras ropas, pero con las mismas características. Conocidos por todos por sus flaquezas, los partidos actuales están cerca de su juicio final en donde hay una simple disyuntiva reinventarse o morir.

@2010_enrique   

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